En un contexto eminentemente pragmático como el que vivimos en nuestra sociedad, saber la utilidad de las cosas es fundamental para que alguien se decida a invertir energía en cualquier actividad.
Cuando la gente viene por primera vez a una sesión, la gran mayoría me preguntan para qué sirve el shiatsu. Normalmente, la respuesta suele tender a enfocarse en los beneficios del mismo, aunque eso me coloque de nuevo en la realidad resultadista de la terapia. Y es que, de algún modo, todos los que nos dedicamos a ello queremos que la gente vuelva a renovar la confianza y sigan apostando por el Shiatsu como banco de trabajo psico-corporal para su día a día. Volvemos a la pregunta haciendo antes unas cuantas investigaciones:
Primeras preguntas y beneficios del shiatsu
¿Por qué vienes a hacerte un shiatsu?
¿Qué sabes del shiatsu que crees que te pueda ayudar?
¿Cuál es tu demanda?
¿Qué tipo de tratamientos has recibido anteriormente?
A partir de aquí, te explicaré que el shiatsu sirve para mucho:
- Te conciencia sobre cómo está tu cuerpo. No sólo a nivel de tensión musculoesquelética, sinó también a nivel sistémico (nervioso, circulatorio, digestivo, respiratorio, reproductor, excretor, emocional…).
- Te ayuda a relajar tensiones físicas, mentales y emocionales.
- Te permite tener un espacio de autocuidado y un tiempo exclusivo para ti.
- Te ofrece herramientas de trabajo corporal para aflojar tensiones y gestionar mejor tu cotidianidad en sus diferentes facetas fisiológicas (sueño, hambre, tono vital); psicológicas (bienestar, autoconciencia, autoconocimiento); somáticas (vínculo entre la parte física que expresa tensiones, por ejemplo, derivadas del estrés); y/o mentales (patrones cognitivos relacionados con el propio cuerpo como, por ejemplo, “no sé relajarme”).
- Te proporciona una transición muy efectiva del sistema simpático (respuesta y activación del estrés) hacia el sistema parasimpático (relajación, nutrición y descanso) de nuestro sistema nervioso.
- Te conecta con el vivir tu cuerpo desde el placer y el bienestar.
En suma, diríamos, a nivel general, que el Shiatsu sirve para tengas más conciencia de ti mismo, te ayuda a relajar tus tensiones, te ofrece un espacio para que te cuides, te da trucos y ejercicios para autorregularte y te permite encontrar mejor un camino hacia la relajación de tu estrés y que encuentres mayor bienestar.
Las sesiones de Shiatsu
En lo concreto, en las sesiones de shiatsu he podido tratar y mejorar contracturas y dolores musculares, a gente que traía una carga muy grande de estrés y a otras que presentaban mucha ansiedad y dificultades para conciliar el sueño. También en casos de lesiones y falta de sensibilidad en diferentes partes del cuerpo. A su vez, he dado soporte a procesos de transformación como duelos, cambios de trabajo, rupturas de pareja o similares que se expresaban en el cuerpo. He ofrecido ayuda en trastornos menstruales, digestivos, circulatorios, respiratorios… De vez en cuando, he complementado un trabajo psicológico de la persona a través de herramientas corporales que han permitido encontrar un nexo entre la emoción y/o el pensamiento y su manifestación somática. Y, todo esto también lo aplicamos al ámbito laboral ofreciendo sesiones de shiatsu y masaje para empresas.
Podría parecer que soy un vendemotos y que el shiatsu sirve para todo y todos. Y eso, claro está, es una falacia. Primeramente, porque creo en la honestidad de mis límites y sé que milagros o curaciones especiales forman parte de un terreno que desconozco. En segundo lugar, porque la herramienta es muy valiosa pero puede no serlo universalmente; es decir, hoy me puede ayudar, otro día no. ¿Y eso de qué dependerá? Pues muchas veces de la actitud de la persona, de la receptividad y proactividad o del encaje entre cliente y terapeuta. Misterios fuera de la ciencia. Eso no quiere decir que el shiatsu sea una pseudociencia ni una terapia infundada. Bajo mi experiencia el fondo filosófico, médico y práctico que he aprendido y desarrollado desde hace más de 15 años es válido.
Estimulamos puntos de acupuntura, sensibilizamos y movilizamos el cuerpo y sus sistemas a través de las manos, del contacto, de estiramientos, de facilitar técnicas de reeducación y conciencia corporal; en suma, procuramos acompañar a la persona para que se responsabilice de su salud.
Por último, el shiatsu tiene sus límites o mejor dicho, yo, Ignasi Seró, como terapeuta de shiatsu tengo mis límites. A saber, hay espacios del acompañamiento del shiatsu que pueden ser específicos de sus virtudes y otros que se resuelven y gestionan mejor desde otras disciplinas. Sea con un quiromasaje descontracturante, sea con una sesión de rehabilitación fisioterapéutica y/o osteopática, sea a través de un proceso que atiende más a la parte psicológica y emocional (psicoterapia y otros tratamientos del ámbito sanitario).
Al final, volvemos al principio: ¿me es útil lo que trabajamos en las sesiones de shiatsu o, más concretamente, me sirve el shiatsu? Si la respuesta es afirmativa seremos coherentes con nuestro contexto y sus demandas de cumplir con unas metas. Procuraremos que las expectativas sean las mínimas para evitar frustraciones y desprestigiar el sector y que el trabajo sea honesto y de calidad. Con eso ya conseguiremos dar muchas respuestas y confirmar o desmentir (ojalá sea más lo primero) que el shiatsu me puede ayudar.