Inteligencia, mente y conciencia

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Inteligencia, mente y conciencia
Recientemente ha llegado a nosotros el libro «Inteligencia, mente y conciencia. Mano, Citta, Viññana» del monje y maestro budista Dhiravamsa, ed. Kairós. Se trata de un libro de traducción de los principales sutras en los que Buda trata esta tríada que forma lo que nosotros entendemos por cuerpo mental. La verdad es que es un libro denso, que hace honor al jñaña yoga, o el yoga del estudio y introspección. Es volver al origen de los textos sagrados o de la filosofía budista iniciada por el mismo Buda, así lo proclama el autor en otras palabras «Tal y como el Buda lo enseñó». Dhiravamsa hace un trabajo de traducción para las mentes occidentales y aporta comentarios a los sutras desde su larga experiencia de maestro budista. Se desgrana detalle a detalle como Buda mediante el pensamiento lógico y la experiencia de esta vida física, llega a la conclusión que el sufrimiento surge por los deseos que crean la conciencia y nos atan al ciclo de la rueda del nacimiento y muerte. La inteligencia, mente y conciencia, son tres conceptos que se repiten también en el darshana o camino filosófico del yoga. Mano, la inteligencia, es lo que entendemos como proceso intelectual; citta o mente, es nuestra mente subjetiva, la que añade color a lo que vemos, con sus fluctuaciones; mientras viññana o conciencia, es esta fuente de conocimiento superior, claro y objetivo. Aún así, la filosofía budista difiere de la filosofía del yoga no tanto en los objetivos sino sobre todo en el método para llegar a ellos. En estos textos vemos como Buda, instruido en la filosofía del hinduismo como bhraman o la casta de los gobernantes, les habla directamente a ellos, para que rompan con sus creencias, para que se liberen de su identificación con la mente.

Complejidad o sencillez

La meditación puede ser vista como algo muy complejo. Muchas personas al acercarse por primera vez a nuestras clases de meditación repiten la frase: «Yo no se meditar». O en las clases de respiración consciente, «yo no se respirar». Nada más lejos de la realidad. Sentarse unos minutos, observar el cuerpo físico, observar la respiración y finalmente observar los procesos mentales. No hace falta mucho más. A veces nos complicamos en algo que es un proceso muy sencillo. Es la mente, el perfeccionismo, la competitividad, el querer más y más, el pensar y hacer antes que sentir y ser. Es verdad que algunas personas, en las que me incluyo, con la mente muy activa, necesitamos toda esta intelectualización del proceso. Buscamos, como hacían los griegos, la verdad. Una verdad única que nos resuene. Como resultado el conocimiento nos acerca a nuestro ser verdadero.

Identificarse o desidentificarse

Al leer el libro, uno de los temas que más me ha resonado trata sobre la identificación. Narra Buda y así nos llega a través del autor que está tan lejos de la verdad el que se identifica con el cuerpo físico, como el que se identifica con su mente.
Si estas personas obtusas no instruidas imaginaran que este cuerpo físico compuesto por los cuatro elementos es su «yo verdadero», eso sería mejor que aprehender citta, mano o viññana y considerarlo como un yo. […] La razón es que el cuerpo físico puede existir durante un año, o dos años, o hasta cien años, pero lo que se conoce como «citta», «mano» o «viññana» surge y cesa en cada momento, todo el tiempo (día y noche).
La mente que fluctúa, la mente que domina y es dominada a la vez por los sentidos, el cuerpo y nos aleja una y otra vez de nuestro centro.

La practica de yoga para la mente

El yoga nos ayuda a reconocer y observar la mente. Para ello, no practicamos solo con el cuerpo físico, sino que respiración y mente se alinean en cada ásana. En consecuencia, mediante la atención y observación presente, podremos reconocer y observar estos campos o capas más internos y sutiles. ¿Te identificas con tu cuerpo físico? ¿Con tu musculatura? ¿Con tus dolencias, tensiones, enfermedades? Cada postura o ásana es un espejo de lo interno, nos reflejamos y observamos. Lo más importante o la clave para desidentificarnos del cuerpo físico y empezar a reconocer las distintas capas que forman nuestro ser es la respiración. Respira para trascender el cuerpo físico. Respira para acceder a niveles más sutiles de consciencia. Respira porque el prana, la energía vital circulará por todos tus cuerpos nutriéndolos y revitalizándolos. Respira y siente. La respiración en uno de los bhavanas, soportes para la práctica que nos ayudan al centramiento, más importantes y usados en todo tipo de técnicas de meditación. Aun así más allá de la meditación, cuando nos fundimos en el objeto de observación y ya no somos cuerpo, ni mente, ni emociones, cuando trascendimos el cuerpo; soloe entonces se da la fusión. Entonces nos acercamos al cuerpo causal. Es decir a nuestro verdadero ser.

La inteligencia, mente y conciencia

Las tres forman parte según el yoga del cuerpo suti, sūkṣmaśarīra, más profundo, elevado y de difícil acceso, esta formado por dos capas relacionadas con la mente y sus procesos (manomayakośa y vijñānamayakośa). La primera capa mental: Mano o manas, se refiere a la inteligencia, el pensamiento, el intelecto mental, también al sujeto que piensa y desea, que tiene capacidad de atención. Se trata de nuestra mente más racional, con sus pensamientos y procesos mentales. Pienso y por consecuencia existo. Esta actividad mental rige nuestro día a día, nuestro sueño y también nuestra práctica. Incluye los pensamientos expresados (el habla), los pensamientos no expresados, las emociones, los sueños y cualquier actividad de nuestra mente que genere acciones conscientes. La mente, citta, sería el receptáculo de dicho mano. Es la que se altera, la que fluctúa, la que cambia. La que por motivo de la ignorancia del ser nos hace sufrir y generar sufrimiento a otros. La siguiente capa, vijñānamayakośa, es la envoltura de discernimiento. Otra capa mental, esta vez formada por un conocimiento más sutil e intuitivo y menos por los procesos mentales. Vijña es conocimiento, discernimiento, comprensión, intelecto, dicho de otro modo conocimiento sagrado o intuitivo, pero aún forma parte de la mente y del mundo físico, es uno de los 5 agregados del ego y la tercera causa de sufrimiento.

Si no soy mi mente, ¿quién soy yo?

Hay algo más allá de tu pensamiento. Algo más allá de tu identificación con la inteligencia, mente y conciencia. ¿Te abstraes demasiado de lo que te rodea y eres incapaz de estar presente? ¿O por el contrario no consigues la manera de que los estímulos externos no te influyan? Las personas muy somáticas llevaremos parte de esta actividad mental, sobretodo la referente a nuestras emociones (expresadas o no) hacia el cuerpo físico. Consecuentemente aparecerán en nuestro cuerpo físico dolencias, tensiones, cambios posturales que conducen a lesión, etc. Lo más importante que podemos comprender es este empoderamiento interno. La sabiduría o el conocimiento es algo nuestro, no está impuesto desde fuera. Tu sabes, tu conoces. Hay algo en ti que sabe mejor que cualquier otro. El yoga nos da acceso a esta capa de intuición a esta sabiduría más allá del pensamiento ordinario y el conocimiento matemático. Así que os invito a observaros en cada práctica, en cada respiración, observa la mente, observa la conciencia y no te identifiques con ella.
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